Matapoll, evònim, barretets de capellà (Catalán) | Fuseira (Gallego) | Bonete-de-preste (Portugés) | Spindle, European spindle, Common spindle (Inglés) | Bonnet Carré (Francés)
Podemos encontrar los boneteros desde el nivel del mar hasta los 1.500 sobre el nivel del mar acompañados naturalmente de especies caducifolias como el haya (fagus sylvatica) o robles.
El bonetero silvestre puede llegar a los 2 metros de altura, con un crecimiento bastante aleatorio. Sus hojas son lanceoladas y están dispuestas de forma opuesta de forma algo elíptica, de 3 a 8 cm de longitud y entre 1 y 4 cm de ancho. Las hojas del bonetero se caracterizan por adquirir unos tonos rojizos intensos en los meses del otoño, en Octubre y Noviembre.
La floración del euonymus europaeus se produce en los meses de primavera. Sus flores, de un tono verde pálido, no son especialmente vistosas. En los meses de Octubre y Noviembre el fruto o «bonete» madura, adquiere un tono rosa intenso dividido en cuatro valvas y agrupados en ramilletes que se abren cuando el fruto madura liberando hasta cuatro semillas recubiertas por una pulpa naranja también muy bonita. Estos frutos recuerdan a bonetes, que eran un tipo de sombrero de cuatro picos que utilizaban en la antigüedad los eclesiásticos, colegiales y graduados.
Antiguamente se usaban los frutos del bonetero como tinte rubio. Se preparaba con una cocción y se aplicaba, y gracias a las propiedades insecticidas del alcaloide evonina.
Es importante saber que pese a su vistosidad, las semillas de bonetero no son aptas para el consumo, ya que se trata de una planta muy venenosa.
Tiene una madera blanquecina o amarillenta muy resistente y dura, que es muy valorada para hacer carbón vegetal como componente de la pólvora o como carboncillo para dibujo. Antiguamente era muy apreciada para confeccionar agujas de calceta y los husos de las ruecas, de ahí algunos de sus nombres comunes de husera, huseda, fusera (asturleonés) o fuseira (gallego).