Castanyer (Catalán) | Castiñeiro (Gallego) | Castanheiro (Portugués) | Sweet chestnut (Inglés) | Châtaignier commun (Francés)
El castaño es un árbol de crecimiento rápido que puede alcanzar los 30 m de altura, un desarrollo impresionante en grosor y gran longevidad, pues se conocen algunos ejemplares milenarios.
Su tronco es grueso, corpulento y a veces hueco en los ejemplares añosos. La corteza es parda, oscura y se agrieta longitudinalmente con la edad, adquiriendo un característico estriado oblicuo, como si el tronco estuviera retorcido.
Las hojas son simples, caducas, alternas, oblongo-lanceoladas, de 10-25 cm de largo por 5-8 cm de ancho y serradas en su margen.
Las flores aparecen en verano. Las masculinas se agrupan en largos y estrechos filamentos amarillos (amentos), y las femeninas, que se disponen en la base de éstos, tras la fecundación, encierran las semillas (castañas) en una cubierta espinosa llamada erizo.
El castaño prefiere zonas de media montaña húmedas y frescas (hasta 1.800m.) donde forma bosque espesos, rodales de monte bajo, para ceder el puesto en cotas más altas al haya.
Los registros de polen fósil indican la existencia de este árbol en nuestro territorio antes de las últimas glaciaciones. Esta presente en casi toda la Península gracias a la extensión que hicieron los romanos de su cultivo. Ahora bien, aún hay controversia sobre si existía antes de forma natural en algunos valles aislados del norte peninsular.
En el S.XX se cultivó extensamente en zonas de montaña gracias a su fruto, la castaña, nutritivo y fácil de digerir.
En las zonas llanas y más abiertas los castaños crecen más en grosor y son mejores para la producción de castañas, mientras que los que crecen en laderas empinadas y en bosques densos ofrecen mejor madera porque sus fustes son más rectos y alargados.
Además, el castaño es un árbol con un gran potencial ornamental y protector, pues crece rápidamente, su denso follaje protege de los vientos y crea una densa sombra.